El 20 de marzo de 1946 se fundó la Biblioteca Popular Gral. San Martín. Esa víspera de otoño, la casa de libros nacía en la calle Villarino 166 (actual Lisandro de la Torre, antigua numeración) bajo el nombre de Biblioteca Juan Domingo Perón. Gracias a donaciones de los vecinos y de la Fundación Eva Perón, el caudal bibliográfico pronto alcanzó los mil ejemplares.
El 26 de octubre de 1955, la institución de la calle Villarino pasó a llamarse “General San Martín”. Este cambio de nombre se produjo porque la denominada Revolución Libertadora perseguía tenazmente cualquier insinuación de apoyo al gobierno depuesto.
La trayectoria de la casa de libros se fue desarrollando con altibajos e interrupciones. En 1961, la Federación de Sociedades de Fomento de Tres de Febrero cedió “una habitación” de su edificio para el desempeño de la biblioteca.
La entidad de la calle Villarino se trasladó entonces a la esquina de Alberdi y Brandsen (actual Perdiguero), donde hasta hoy abre sus puertas.
Fue en la primavera del ’62 cuando se inició la denominada segunda época de la institución, bajo la presidencia de Carlos Bedini.
COMISIÓN PRO EDIFICIO
En 1966 se creó la Comisión Pro Edificio con el objetivo de remodelar el espacio que ocupaba la entidad que hasta entonces era un ámbito de madera. El 24 de abril de 1971, se celebró el 25° aniversario de la biblioteca en el local ya levantado en cemento. Una década más tarde, concluyó la construcción del entrepiso de madera, característico de la entidad.
El 21 de marzo de 1980, la sala de lectura pasó a denominarse Carlos Bedini, fallecido en 1975, como homenaje a su esfuerzo por mantener vigente la biblioteca. Se destaca además que en aquellos años quien colaboró generosamente con la entidad fue Plácido Santamaría, un carpintero cordobés, vecino de la calle Sabattini, que se puso al hombro la construcción de las estanterías, entrepiso y revestimiento de madera.
Con el tiempo, la biblioteca ingresó en una etapa de letargo que parecía definitivo. Fue para comienzos del nuevo milenio que un grupo de escritores – coordinado por Claudio Concilio – decidió ponerla nuevamente en marcha y se organizó una serie de actividades que renovó la historia de la entidad.
La biblioteca de Alberdi y Perdiguero se convirtió en sede de la SADE local y, en colaboración estrecha con el área de cultura del municipio, fue epicentro de numerosas convocatorias culturales, con nutrida concurrencia.
En la actualidad, la institución cuenta con casi 20.000 volúmenes y en su sede se llevan a cabo talleres de Artes Plásticas, Manualidades, Literatura, Poesía y Escritura Terapéutica.