A Domingo ‘Mingo’ Rizzi, quien vivía en la calle Caseros, entre Esteban Merlo y Mitre, lo entrevistamos en el otoño de 1998. El hombre, conocido electricista, por entonces lucía 85 años, tenía dos hijas – Carmen y Norma – cinco nietas y dos bisnietos.
Conversamos en su casa y nos contó lo siguiente:

Yo tenía once o doce años cuando me iba al centro a trabajar de cualquier cosa para ganar los diez centavos para ir al cine Caseros a ver, los jueves, las series. El cine estaba en Moreno y General López (actual San Jorge)… era un salón grande, muy lindo, con piso de madera, donde la Cruz Roja organizaba festivales. Primero, fue propiedad de Aquilino Goso y después vinieron Muccio y Otonelli. Era la década del ’20. Después lo tuvo el viejito Balardini. A veces, a los pibes, nos daban programas para repartir entrábamos gratis.

Josecito Ottonelli era un tipo fenómeno, era ‘blancón’, rubio, casado con la chica Becerra. Josecito tenía la pizzería con su papá y el cine Caseros con Muccio.

Éramos seis hermanos; mi hermano más chico nació en el hospital Alvear y pesó siete kilos y medio… un caso increíble. Al principio, vivíamos en Merlo y Bahía Blanca (actual Fernandes D ‘Oliveira)… estaba don Ventura, los Bértola, los Alonso, los andaluces Jiménez… En el ’20, nos mudamos a esta casa que era precaria, de chapa y madera; después, la fuimos modificando.

• Jugué mucho al fútbol… era wing ‘larguero’; jugué para el Unión – tenía edad de quinta y me ponían en primera- que después se fusionó con el ‘Caseros’ y se formó el Jota Jota. El Caseros tenía la cancha donde ahora está el supermercado (Unimarc). La cancha del ‘Unión’ estaba primer, en San Martín y De Tata; después, en Belgrano y Pringles… más adelante, se trasladó donde ahora está la licorería ‘Peters’. Los clásicos entre el ‘Unión’ y ‘Caseros’ eran bárbaros. La camiseta del ‘Unión’ era verde con vivos amarillos y la de ‘Caseros’ era, creo, rayada blanco y negro.

En el Unión jugué con buenos jugadores: Oscar Sciarra, Arias, Ravagnani, Perrone, Arata, Sosa, Aramburo… después, jugué para el Urquiza.

• Acá enfrente, en los años ’20, había una cancha que se llamaba ‘Sudamericano’… ahí jugaban los Salvarezza, Piccardo, Casaretto, Scalone… a Scalone lo pidió el Sportivo Palermo que era un cuadro de primera línea y se lo cedieron. Pero el muchacho quiso jugar el partido despedida con sus compañeros y ese día le quebraron una pierna.

• Uno jugaba por amor al fútbol… me invitaron a probarme en River pero no fui porque me dio vergüenza pedir permiso en el trabajo que tenía en una empresa de artículos eléctricos… ahí conocí al doctor Roca que fue vicepresidente durante la época de Justo. Con Roca charlaba mano a mano.

• Después me conchabé en la Base Aérea, en el depósito de materiales, donde estuve dieciocho años sin faltar un solo día y sin jamás llegar tarde.

• En las horas libres, hacía changas como electricista en el barrio porque ya estaba casado y había que mantener a la familia… en esos tiempos se ganaba chaucha y palito… Tuve que pagar derecho de piso. El primer trabajo como electricista se lo hice a un vecino de la calle Hornos al que le cobré treinta y cinco pesos y me había gastado treinta y tres en materiales. Después, seguí haciendo otras cositas en lo de la familia Sciocca, del otro lado de la vía.

• Me casé con María Carmen Rosa Ramos… la conocía desde chiquito… ni pensaba que íbamos a ser esposos… le habré dicho algo algún día y simpatizamos… en fin, no recuerdo bien. Fuimos matrimonio, nos quisimos, estuvimos 54 años juntos, más dos o tres de novios. La sentí mucho cuando falleció… muy buena piba, esposa, amiga, compañera…

• Nos casamos en Caseros, Registro Civil en Caseros, todo en Caseros, soy muy caserino…

Renuncié a la Base para entrar, a mantenimiento, al Cooperativo, cuando solamente tenía ‘la esquinita’ de Urquiza y San Martín. Había pocos empleados… Puriccelli, un tal Paoli, un muchacho Rossi, Fuentes, Gliosca, Carlitos Perdiguero… fui el primer jubilado del Cooperativo.

• Siempre trabajé mucho, de tunes a lunes… solamente paraba dos días al año: el 1° de enero y el 1° de mayo. 

• En los pocos ratos libres iba al café, a mirar nomás porque no tenía un peso… Estaba el café de Nasif, en Rivadavia (actual Valentín Gómez) frente a la estación. Ahí se escolaseaba a los naipes, al ‘treinta y uno’… ahí lo mataron a Bartolito por una cuestión de quiniela. El café tenía una buena cancha cerrada de paleta.

•También iba al café de los vascos que estaba en Rivadavia y Sarmiento; tenía dos canchas de bochas y buenos bochadores… ahí sabían jugar el doctor Varahona y Evans Molinari. Yo no jugaba porque me decía ‘si pierdo, pierdo la cancha, pierdo la copa y después me quedo sin fumar’. 

• En los años ’30 era dura la votación. Uno entregaba la libreta, la firmaban y le decían ‘ya votó’. Y si uno reclamaba, venía el policía y te decía con mala cara ‘qué te pasa…’. Pero yo tengo el orgullo de decir que siempre tuve cuarto oscuro.

• La primera línea de colectivos que vi fue la N° 4; tenía un colectivo donde se entraba por atrás, los asientos estaban a lo largo, de costado, enfrentados… tenían un guarda que hacía sonar una campanita.

• A mí me gustó siempre Caseros… me va a dar pena algún día tener que irme, me va a dar pena dejarlo. Pero un día habrá que dejarlo porque uno está más cerca del arpa que del violín.

Domingo Rizzi falleció el 13 de abril de 2002, a sus 89 años. Hace pocos días, el 21 de julio, falleció Carmen Susana, su hija mayor, quien tenía 77 años.