Nos enteramos hoy, de casualidad: el pasado 1 de diciembre falleció Nano Macchione, a sus 75 años. Fue un conocido vecino de Caseros. Residía en el Edificio Torre, junto a su esposa Nora Alvarez.
Apasionado por la fotografía, Leonardo fue fundador del Foto Club Caseros e integrante del Foto Club Buenos Aires. Obtuvo el segundo premio (año ’92) en el Salón Anual del Retrato Nacional, ganó múltiples premios en otros certámenes y hasta obtuvo menciones a nivel internacional.
Años atrás, le hicimos el siguiente reportaje:

¿Inicios ?.
Con una vieja maquinita de cajón que tenía mi papá. Todo fenómeno salvo un detalle : no tenía rollo Eso me daba la ventaja de grabar en mi mente todo lo deseado. En 1958 me anoté en un curso de la vieja Escuela Fotográfica Sudamericana. En 1960 me presento ante quien fuera mi eterno maestro Ycko Tribuch, jefe de fotografía de canal 13. Le mostré mis trabajos y me invitó a practicar con él. Fueron tres años de inspiración y descubrimiento; fijó en mi la sensibilidad y el amor por la fotografía. Mis maestros también fueron Pedro Otero, Feliciano Jeanmart, Norberto Beravino Devoto , González Casanueva… después, fue un permanente buscar mi estilo; esta búsqueda me llevó a Madrid, Barcelona, Milán, París y a cuanta exposición de pintura, fotografía o museo de arte pudiera visitar.

¿Características de una buena fotografía?
Para mí, es aquélla que al verla nos conmueva, nos haga decir: esto es lo que hubiera querido hacer.

¿Existen corrientes de moda en la fotografía?
Desde sus comienzos en 1836, la fotografía intentó suplantar el trabajo de los pinto-res clásicos y retratistas de época. Esto motivó una corriente pictoralista que posibilitó a muchísima gente el poseer imágenes propias y familiares que antes estaban sólo al alcance de los pudientes. Después, apareció la corriente documentalista que permitía plasmar los acontecimientos más importantes, continúa con la foto periodística que convierte en denuncia los hechos vergonzantes y siguen las que ilustran libros; promociones; marquesinas; revistas… en nuestros días, prácticamente no existe disciplina que no requiera de la fotografía.

¿Temas recurrente en tus obras?
Tengo como constante incursionar en el retrato o en las fotos en las que lo mas importante es el elemento humano.

¿Es una afición cara?
El precio de una afición lo fija cada uno. Sé de personas muy queridas que al costo de una máquina sencilla, un rollo y su procesado recuperaron su salud, conquistaron amigos, descubrieron que en ellos latía el fuego sagrado del arte: personalmente, conocí amigos, a través de la fotografía, que ya son como de mi familia… si a todo esto le ponemos costo, diría que es un regalo del cielo.

¿Qué tiene más realidad: una crónica o una fotografía?
Ya alguien lo dijo antes: habría que escribir mil palabras para describir lo que muestra una fotografía.

¿Con cual de tus obras te identificas más?
Me resultaría difícil elegir… como con mis hijos, en cada una de mis obras puse lo mejor de mí.

¿Un rostro para fotografiar?
La naturaleza humana es un espejo y cada rostro nos ofrece marcas únicas, huellas hereditarias, sufrimientos, bondad, malicia, ira, transparencia… el artista debe descubrir el momento de la toma para plasmar cual faceta resaltar. Para lograr esto, primero se debe producir algún acercamiento espiritual… todos los rostros son interesantes y bellos.

¿Un rincón porteño para fotografiar?
La placita Cortázar- ubicada en Serrano y Honduras – está rodeada por pequeños restaurantes y barcitos donde se pueden exponer pinturas y fotografías; se cuida la fisonomía del barrio, se reúnen músicos, pintores y fotógrafos; me recuerda en algo a Montmartre, en París.

¿Un paisaje argentino?
La cuesta de Muñano, un lugar que conocí durante una travesía entre San Antonio de los Cobres y Purmamarca; recorrerla es como pisar el refugio de Dios.

¿Un rincón de Caseros?
El comprendido por las calles Spandonari, Parodi, la calle de la iglesia San Jose y Rebizzo. Tal vez porque allí están la escuela a la que concurrí; la plaza en la que había una pileta de agua de la pavimentadora donde los chicos nos bañábamos y la iglesia donde nos encontrábamos después de misa con alguna vecinita de trencitas y moño… recuerdos de momentos vividos con algunos que ya no están.

¿Cuáles son las personas más fotogénicas?
Aquéllas que tienen la paz a flor de piel.

–  ¿Color o blanco y negro?
Sin duda: blanco y negro.

Leo tenía cuatro hijos: Leonardo, Marina, Silvina y Bruno.