Qué pibe de los años ’60, ’70, no sintió gigantescas ganas de montarse sobre un escenario, empuñar una guitarra, sacudir una batería y generar aullidos al por mayor. Sea twist, bamba bamba o rock and roll.
Sueños que en general concluían en cuanto uno se ponía de novio, necesitaba trabajo para llegar a fin de mes o concluir los estudios. Pero, en tanto, la música seguía sonando en las cabezas pelilargas.

Así sucedió con muchos jóvenes de todos los barrios; incluso Caseros, por supuesto. Entre otros conjuntos, por estos aires sonó una banda llamada Status integrada por Raúl Farías, Roberto Tito Gómez, Vicente Velardo y Rolo Rosetti.

Los entonces pibes no perdían cumpleaños de quince o casamiento donde sólo tenían a modo de compensación un par de sándwiches de miga, alguna copa de sidra, una porción de torta y, quizá (ojalá), un par de suspiros femeninos.

También tocaban a la gorra en las plazas o donde se les presentaba la oportunidad. En el caso de Status, tuvieron algunos privilegios: fueron algo así como teloneros cuando Serrat cantó en Tiro al Segno y cuando Lito Nebbia, al frente de Los Gatos, entonó La Balsa en Gimnasia y Esgrima de Villa del Parque. Deben sumarse los multitudinarios carnavales donde se mezclaban con otras bandas barriales y, también, artistas de los que aparecían por la tele.

Pasó el tiempo; los sueños, como diría el españolísimo don Lope, sueños son y la vida fue llevando por distintos caminos a los statusianos, quienes se hicieron mayores y ya se sabe, vino todo lo demás.

Pero, porqué negarlo, algo, alguito queda. En cuanto se les recuerda su tiempo pelilargo coinciden en que fue un tiempo divertido, un tiempo de alegría, un lindo tiempo.

Rolo Rosetti, a quien hasta no hace mucho lo encontrábamos vendiendo en la estación, todavía se saca el gusto integrando “La Chilinga”, la popular escuela banda de percusión de El Palomar; es él quien se empeñó en que desempolváramos este recuerdo.
Nuestro vecino de la calle Caseros, estira sus bigotes, y mientras larga una sonrisa, mensajea: “A todos (les digo) ¡Viva la música!”. Como en los tiempos de Status.