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SI OLVIDÓ CÓMO SE LLAMABA EL LECHERO QUE PASABA POR SU CASA, AQUÍ SEGURAMENTE LO VA A ENCONTRAR

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Se trata del lechero, personaje que cada día recorría nuestras calles para traernos la leche. Podía ser en triciclo, en carro (¡qué lindo era colgarse en el estribo!) tirado a caballo o, incluso, acompañado de la vaca para entregar la leche recién ordeñada.

Fiaban, les ponían un poquitín (ejem) de agua, la vertían en lecheras, cacerolas o recipiente parecido al que coronaban con un poco de yapa espumosa.

En aquellos tiempos, las calles eran una suma de tierra, tierra y más tierra, más zanjones de todos los tamaños y colores, más sapos de variado tipo y color, más (no debe descartarse) alguna víbora confundida de hábitat y, desde ya, algún que otro tipo de perro cimarrón.

No importaba el escenario tormentoso, bañado en escarcha o agobiante de sol: los lecheros, de lunes a lunes, estaban presentes cumpliendo con el reparto.

Son personajes que colorearon la infancia de muchos de quienes siguen nuestras publicaciones.

Años atrás, Ramón Martín, quien en su adolescencia y juventud fue uno de esos esforzados trabajadores, se propuso homenajearlos y… ¿Qué hizo? convocó a Nieves Fraga y le encargó que plasmara en un mural, los nombres de todos los lecheros de Caseros.

En el centro de la imagen se observa la impactante figura de un carro tirado a caballo y en la parte superior se lee “A los lecheros de mi barrio, con todo mi corazón…”.

A la obra, Ramón la enmarcó en mármol, la protegió con un grueso vidrio y la iluminó.

En ese “cuadro” – que es imposible no ver en av. San Martín y Cafferata – está grabado el nombre y apellido que usted no recuerda, olvidadizo lector.

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