El día se presentaba frío, nublado y me sorprendí ante un retoño tímidamente florecido, del que cuelga una pequeña hoja de papel donde se lee que fue el profeta Jeremías quien describió al almendro (el retoño aludido es un almendro) como un árbol protector, cuyo propósito de vida es cuidar que el resto de sus congéneres guarden serenamente su sueño invernal.
Apreté el timbre de la casa de la calle Fischetti 4727 y con amabilidad me atendió Claudio Gratani.
Me relató que leyendo la Biblia se encontró con un párrafo que describe a la florcita blanca y abierta como pregón de la primavera por llegar y testimonio de que, al final, siempre triunfa la vida.
Claudio agregó que siempre fue religioso, católico (aunque durante un tiempo, se inclinó por la iglesia evangélica) y que en el interior de su casa, también florece un almendro.
“Cuando leí ese párrafo, ´sentí´ la necesidad de plantar uno en la vereda de casa y aquí está”, señaló entusiasmado.
Gratani – que en su infancia conoció al padre Venancio Francia, de quien guarda los mejores recuerdos – reveló, además, que en lengua hebrea significa, almendro significa “el árbol que vela”.
Cuando me despedí, la mañana continuaba fría, gris, pero reconozco que personalmente me sentí mejor.
