Corría 1945 cuando Juanita Faifermacher y Eduardo Aronoff, dos jóvenes porteños, se pusieron de novios.

Ella, de Flores; él, de Villa Crespo. Los dos, hijos de inmigrantes judíos.

Ella, en el colegio comercial; él en la Facultad de Medicina. Ella le “bancó” toda la carrera, tejiendo, mientras él se iba formando como médico. El sueño de Eduardo era ser médico rural.

Se casaron al empezar la década del 50.  A Juanita le encantaban las luces de la ciudad y los edificios, pero leal compañera de su esposo y flamante médico, se mudaron al “campo”, respetando el sueño de su flamante esposo.

¿DÓNDE ES “EL CAMPO”?

¿Se fueron a vivir a La Pampa? ¿O tal vez a la Patagonia? No, se mudaron a Caseros…claro, allá por 1952, y visto a los ojos de dos porteños, Caseros era el campo.

Y no estaban tan errados…poquitos negocios,  casitas bajas y calles de barro, que obligaban al joven pediatra del barrio a salir a hacer sus visitas a domicilio con botas de goma hasta las rodillas.

Recién casados, él consiguió trabajo en la Cruz Roja del barrio; por entonces, situada en la esquina de Caseros y Belgrano.

El primer hogar de la parejita fue en la calle La Merced, casi y 3 de Febrero, donde hoy tiene su negocio don Roque, el querido zapatero del barrio.

No había por entonces los tantos edificios de hoy; apenas, unos poquitos negocios…que varios aún perduran.

Así, él comenzó a atender a los niños del barrio y ella siempre a su lado, fue su secretaria.

De a poco, fueron contribuyendo también ellos, a poblar el barrio. Primero, vinieron los dos hijos mayores – Nora y David – cuando aún vivían en la calle La Merced.

La casa quedó chica y se mudaron a Cafferata y 3 de Febrero. Allí tuvieron a su tercera hija, Laura.  Los chicos crecieron entre el club Pineral y la escuela 45 (ex 83).  Ya eran vecinos con todas las de la ley.

La familia fue creciendo, los hijos formaron sus familias y empezaron a llegar los nietos, 7 en total, y luego los bisnietos, que ya suman 5.

Así como creció la familia, también creció Caseros, ya no era campo…y el “doc” seguía añorando ese sueño, su sueño de juventud.

Así fue como decidieron trasladarse a Córdoba, durante un tiempo… lamentablemente, él no pudo desarrollar como seguramente hubiese deseado con lo que tanto anheló cuando eligió la Medicina como profesión, ser médico rural. Falleció en  1991, a sus apenas 64 años.

Ella, la ex porteña, retornó a su querido Caseros, ya sola, pero cerca de la linda familia que había formado.

Hoy, con 92 años, sigue caminando por nuestras calles.

Nunca deja de asombrarse con el crecimiento de este barrio que hace 70 años fue el campo para ellos y hoy se convirtió en una ciudad con todo lo que más le gusta:  ¡edificios, negocios, restaurantes y muchas luces!.

LAURA ARONOFF

 

NdeR: esta historia se conoció cuando Juanita recibió su Caserino de Alma, reconocimiento otorgado por la Asociación Caseros Centenaria