La voluntad y cariño por el barrio de un grupo de vecinos logró que un terreno desbordado por las malezas y la basura se convirtiera en un espléndido paseo, disfrutable para todos.

Los alrededores de Kennedy e lribarren – en el cruce de la ‘vía muerta’ – se caracterizaban por la permanente dejadez; incluso, la oscuridad favorecía el accionar delictivo, a tal punto que era señalada como una zona peligrosa; incluso, se perpetró el asesinato de una mujer que trabajaba de remisera.

Se trataba de un terreno en absoluto abandono; a lo sumo, cada tanto se le prendía fuego a la basura y los yuyales.

Ante este cuadro lamentable, aquel grupo de caserinos se autoconvocó para transformarlo en un espacio digno para el barrio.

Corría el crítico año 2002 y restándole horas a su propio descanso y hasta apelando a su propio bolsillo, estos vecinos comenzaron desmalezando y limpiando el lugar.

Ya entusiasmados con la modificación del espacio, construyeron canchas de tejo, levantaron una impactante pérgola, instalaron un mástil (cada día eran izadas las banderas argentina y bonaerense), plantaron árboles, pusieron una fuente, colocaron mesas y bancos

De a poco, el lugar fue ganando en esplendor. Lejos de conformarse, estos vecinos – tras elegir una comisión directiva – tramitaron la iluminación del lugar y, por otro lado, contactaron al plástico Alberto Arregui para que esculpiera una obra de arte.

El artista regaló su talento y trabajo y su creación Gaucho a caballo todavía puede observarse.

INAUGURACIÓN

El Paseo quedó inaugurado oficialmente en el atardecer del viernes 21 de febrero de 2003, día del 111º aniversario de la fundación de Caseros con la asistencia de numerosos vecinos.

El Centro Tradicionalista Juan Manuel de Rosas, la Banda Municipal, guitarristas y cantantes le dieron la pincelada criolla y musical a la reunión que se inició con la entronización de una imagen de la Virgen traída en procesión desde la parroquia San José Obrero.

Tras bendecirse el Paseo, el concejal Julio Anabia, el intendente Hugo Curto y Roque de Bonis pronunciaron las palabras alusivas y coincidieron en subrayar la importancia del trabajo conjunto entre vecinos y municipio.

Roque de Bonis, vecino de la calle Iribarren, casi Moreno, recordó que la iniciativa tenía como primera meta construir apenas una cancha de tejo pero el entusiasmo fue creciendo y, en consecuencia, también se amplió la obra.

Con el correr del tiempo, el emprendimiento – al que denominaron Parque de las Palmeras – continuó extendiéndose y mejorando.

Los vecinos destacaron la ayuda de la Municipalidad que les facilitó el servicio de personas  adscriptas al plan Jefas y Jefes de Hogar. También, subrayaron la labor del concejal Julio Anabia que sin bandería partidaria alguna, trabajó en favor del parque, a la par de todos.

Esta unión de voluntades entre vecinos y la Municipalidad logró que el basural de antaño se convirtiera en un sitio convocante al que era muy grato visitar.

Con el paso de los años, divisiones internas impidieron su consolidación y de a poco se fue desvirtuando el objetivo inicial.

AHORA: CORREDOR AERÓBICO

En la actualidad, el espacio fue recuperado por el sendero aeróbico que une la estación El Palomar con la calle Hornos.

De todas formas (y es el propósito de esta crónica) es preciso recordar todo lo que puede hacerse cuando los vecinos se unen para trabajar en favor del barrio. El llamado Paseo de las Palmeras fue un ejemplo.

VECINOS QUE INICIARON LA OBRA INAUGURADA EL 21 DE FEBRERO DE 2003

Entre otros, Roque de Bonis, Ricardo Oviedo, Américo Lopardo, Humberto Corbo, Antonio Magrini y Raúl Torino.