Dany Cucarese – el muy querido Dany Cucarese – falleció ayer a la mañana, a sus 73 años. Hablamos del mismo Dany que cada mañana levantaba (cuesta verbalizar en pasado) la persiana de su comercio ubicado en la calle Fernandes D’Oliveira) entre Rebizzo y Parodi.
El mismo Dany de cara redonda, ojos claros, sonrisa grandota y broma ágil.
Dany heredó este negocio de su padre Emilio Cucarese quien fue el que inauguró esta de suerte de almacén de ramos generales, en 1940.
Al emprendimiento lo llamó “La Ideal” y, por entonces, los productos que más se despachaban eran la harina para amasar el pan y el carbón que don Emilio comercializaba junto a Horacio Cerbino, también un querido vecino del barrio.
Por aquellos años, las calles de tierra se multiplicaban en estos pagos y don Emilio transportaba su mercadería con un carro a caballo que por supuesto también oficiaba como paseador de los chicos de los alrededores quienes se peleaban para subir y dar una vuelta por aquel Caseros colmado de zanjones, mariposas, yuyos y lagunas. Y allí iba el buenazo de Emilio que siempre decía “no, no, y no” pero al que los pibes ya tenían junado y sabían que tenía el sí flojo. Además, el hombre acostumbraba juntar ropa para los chicos que más lo necesitaban.
Cuando falleció el fundador de La Ideal, Dany lo reemplazó detrás del mostrador y mantuvo las características de aquellos almacenes de ramos generales de antaño con mercancía como el alpiste, el mijo, las papas, las cebollas, aunque, adaptándose a los nuevos tiempos, no faltaban productos como alimentos balanceados, bebidas cola, modernos artículos de limpieza…
Pero, lo más importante: al espíritu solidario de su padre, Dany, lo mantuvo intacto.
Cuca (así también se le decía) ayudaba a los chiquitos carenciados de la zona consiguiéndoles ropa o alguna otra “cosita que les haga falta”. También, los ayudaba a hacer los deberes apelando a textos y manuales que se apilan en los viejos estantes de La Ideal.
“Y lo que no encuentro en los manuales, lo busco en mi casa, en internet”, nos confió en cierta oportunidad.
“También a los chicos les doy consejos que poco cumplen”, se resignó.
Dany era socio vitalicio del Jota Jota y fana de Boca Juniors. Fue alumno del instituto Nuestra Señora de La Merced. Alguna vez trabajó como cobrador de Casa Ferrari hasta que el 13 de febrero de 1971 se puso al frente de La Ideal. Dos días antes, su padre había fallecido.
“Mi viejo murió joven, tenía 57 años. Mi madre es Nina Stiballa y soy único hijo”, manifestó.
Se sabe que un tradicional negocio de barrio, a lo largo de su trayectoria, genera cierta confianza que excede a la relación vendedor- cliente.
La Ideal no escapa a este fenómeno y los vecinos se acercaban tanto para comprar macetas como para preguntar qué número primereó en la quiniela, cómo salió el Jota Jota, si se conocía un plomero de confianza o a qué electricista se puede llamar sin que te mate con el precio.
No faltaban quienes le preguntaban quién cura el empacho o el mal de ojos. Resultaba gracioso ver que Dany – casado desde siempre con Alicia Georgetti y padre de Emilio y Mariano – apelaba a una carpeta donde guardaba prolijamente tarjetas de todo tipo para responder a la pluralidad de consultas.
“Es que acá ya vienen bisnietos de los primeros clientes que tenía mi viejo”, nos confió este hombre que cuando bajaba las persianas de La Ideal, subía a su camioneta y se dedicaba a hacer el reparto que antes hacía su padre con el carro a caballo.
Emilio Daniel Dany Cucarese vivía en la calle Sarmiento, casi esquina Puan. Lo vamos a extrañar, mucho lo vamos a extrañar.