CARLOS ALBERTO BONANNO TRABAJABA DE REMISERO. SU CUERPO, QUE HABIA RECIBIDO DOS BALAZOS, FUE ARRASTRADO A LO LARGO DE CUATRO CUADRAS POR LA CALLE LA MERCED. AÑOS ATRÁS, SU PADRE, TAMBIEN REMISERO, HABÍA FALLECIDO TRAS PADECER UN SIMILAR HECHO DELICTIVO. BAJO UNA FUERTE LLUVIA, VECINOS REALIZARON UNA MARCHA HASTA LA MUNICIPALIDAD PIDIENDO SEGURIDAD Y JUSTICIA.

El agobiante lunes 1 de febrero de 2010, entre las tres y media y las cuatro de la tarde, Carlos Alberto Bonanno, de 40 años, remisero de la agencia Status, descendió de su auto para tocar el timbre de una vivienda ubicada en la calle Nuestra Señora de La Merced, entre España y Bolivia, Villa Alianza, y recoger a una pasajera.

No llegó a hacerlo.

De acuerdo a versiones, de un Ford Escort verde, robado hacía apenas unos instantes, bajó un chico (ni siquiera adolescente), apodado ‘Peine’ que lo amenazó para asaltarlo.

Bonanno, sorprendido, habría intentado defenderse hasta que dos disparos, efectuados por algunos de los cómplices del menor, impactaron en su físico: uno de ellos atravesó su corazón.

El remisero quedo ‘enganchado’ al Ford Escort que escapó raudamente por la calle La Merced, moviéndose en zig zag para desprenderse del cuerpo que colgaba.

Tras recorrer unos 400 metros, en La Merced, entre José Mármol y Aguero, el Escort embistió a un Fiat Palio estacionado y el cuerpo de Bonanno, golpeado, baleado, sin vida, quedó tirado en plena calle.

El asesinato conmovió e indignó a los vecinos que desde hacía mucho tiempo sumaban sus quejas por la angustiosa inseguridad que azotaba a Villa Alianza.

Orlando Perri, tío de Bonanno, vecino de la calle España, entre Moreno y Belgrano, apenas a una cuadra de donde residía su malogrado sobrino (España y Urquiza), declaró tajante: “Así ya no se puede vivir… la gente tiene mucho miedo… hace tres meses hicimos una reunión, en la Sociedad de Fomento de Villa Alianza, con el comisario de Villa Pineral para pedirle que por favor se intensificara la vigilancia porque la zona estaba terrible. El comisario se comprometió a hacer todo lo posible para mejorar la situación… la verdad, apenas si dos o tres días duró eI patrullaje, después todo volvió a ser como antes. Ahora pasó lo de Carlitos… ¿¡Quién nos devuelve la vida de mi sobrino!?”.

El asesinato de Bonanno provocó el relevo de la cúpula de la Seccional 4°, de Villa Pineral.

MARCHA POR SEGURIDAD

A pocos días del asesinato de su sobrino, Orlando fue el principal organizador de una marcha de vecinos, para pedir seguridad. En las vidrieras de los comercios de Caseros se repitieron los carteles con la imagen de Bonanno acompañado por una leyenda que exhortaba a los vecinos a sumarse a la manifestación que, el viernes 5 de febrero de 2010, a las 19, partió desde Urquiza y España hasta la Municipalidad.

Ese viernes, cayó una lluvia torrencial potenciada por ráfagas de viento. Ni el fuerte temporal ni las zonas inundadas impidieron que la caravana de vecinos – encabezada por familiares de Bonanno; entre ellos, su propia madre – escoltada por patrulleros y por móviles de los principales medios de alcance nacionaI.

 La manifestación se detuvo en Alberdi y Lisandro Medina, frente a la Municipalidad.

En esta esquina, Perri, a través de un altavoz, agradeció a los vecinos por sumarse a la convocatoria y, entre otras declaraciones, clamó por justicia y seguridad “para que a nadie más le pase lo que nosotros estamos viviendo”.