El consagrado muralista de Caseros destacó, a través de las redes, que la distinción “me llena de orgullo, pero sobre todo me invita a mirar para atrás: a los primeros dibujos en mi casa, a los murales de barrio, los de la secundaria, los viajes, los aprendizajes… y todas esas paredes que fui pintando durante más de 25 años”.
También detalló que “para mí, esto siempre fue mucho más que pintar. Es una forma de decir, de estar, de dejar una huella, de contar historias en grande, de transformar paisajes y, sobre todo, de conectar con las personas abriendo una conversación con la ciudad”.
“Hoy el arte urbano ya no es solo un gesto rebelde – sumó – se volvió una herramienta poderosa para mejorar la calidad de vida, generar identidad y aportar valor a los espacios públicos. Este reconocimiento no lo siento como un punto de llegada, sino como una posta más en este camino”.
Por último, el ex alumno del instituto Nuestra Señora de la Merced agradeció “a mi familia, a mis amigos, a mi equipo, a los colegas y a toda la gente que me abrió la puerta de su ciudad, de su barrio, de su pared”.
Martín – calificado como uno de los mejores muralistas del planeta – también agradeció a Caseros, su barrio natal, y concluyó sus palabras subrayando: “¡Que nunca nos falten paredes para pintar ni historias para contar!”.