Esta nota la publicamos en “Caseros y su Gente”, en la edición de febrero de 2015. Para ese tiempo, con dolor, ya calificábamos a nuestro barrio como “Capital Provincial de la Basura”…
La nota decía:
“En la capital de Noruega, hacen lo siguiente:
– Dividen la basura en bolsas de tres colores distintos: verdes, azules y blancas. Hasta cuando se va de camping, se llevan tres bolsas diferentes.
– En las azules colocan plásticos que se reciclan completamente.
“En las verdes colocan restos de alimentos que se procesan y tienen dos destinos: por un lado, se producen fertilizantes y, por el otro, se obtiene biogás, que es utilizado para el transporte público de Oslo.
“En las bolsas blancas, colocan los demás desperdicios, los que no son ni plásticos ni alimentos. Estos residuos son incinerados a una temperatura mayor a 800 grados. El resultante de la combustión tiene dos destinos: por un lado, la energía liberada mueve una serie de turbinas que da energía eléctrica a todas las escuelas de la ciudad. Por el otro, parte de esa energía se utiliza para alimentar la red de calefacción.
“Sólo las cenizas resultantes, un 20 por ciento del material que ingresa a las plantas, se entierra en rellenos sanitarios. Como las plantas de tratamiento tienen capacidad excedente, los noruegos toman basura que el Reino Unido les envía en barcos y la convierten en energía, combustible o la reciclan. Por supuesto, los nórdicos cobran por hacerlo. El sistema es tan exitoso que los noruegos, en vez de destinar cuantiosas partidas de presupuesto a la recolección y tratamiento de la basura, ganan dinero. Demuestran así como un problema no solamente puede resolverse sino, además, convertirlo en una ventaja. Sin dudas, en nuestro país, para intentar algo parecido es preciso que las autoridades implementen el sistema y, tal vez sea la tarea más ardua, que todos nos concienticemos al respecto”.
Mientras tanto, si tomamos como muestra lo que ocurre en Caseros, el método más expeditivo para resolver el tema de la basura utilizado por nuestros paisanos es… depositarla en la esquina más próxima. Por ejemplo, en Mitre y Spandonari. O en De Tata y Perdiguero. O en… (le dejamos a usted, vecino, que complete la lista). Es así que debemos concluir en que todavía nos falta un rato para parecernos siquiera remotamente a los pobladores de Oslo”.
Reproducimos la nota porque si bien nuestro barrio no llega al abandono que tuvo en ciertos períodos, hay esquinas donde comienzan a repetirse los montículos. Podríamos agregar, en la actualidad, la esquina de Nstra. Sra. de La Merced y Juan M. de Rosas o el la abominable de Angel Pini y República.