Fue en el invierno de 2002. Se cumplen ahora 20 años. El busto de bronce con la imagen de nuestro prócer mayor fue arrancado de su pedestal. Estaba ubicado en pleno centro de la plaza Unidad Nacional, a escasos metros del Edificio Municipal. También habían sido saqueadas las placas de homenaje al general.
El busto estaba muy ligado a la historia de nuestro barrio: el 27 de abril de 1952, había sido colocado en avenida San Martín y Mitre, rodeado de una pequeña plazoleta. La iniciativa fue impulsada y solventada por la gente de la biblioteca Alberdi.
Con el tiempo, la escultura fue trasladada a Valentín Gómez y avenida San Martín; luego, tras un breve paso por la plaza Pablo Giorello (Santos Lugares), fue instalada en la plaza Unidad Nacional.
Todavía el espacio público de avenida San Martín y Alberdi era un ‘potrero’ y la imagen del prócer padeció todo tipo de atropellos; incluso, en una oportunidad, fue utilizada para sujetar a un elefante de los frecuentes circos que se instalaban en el predio.
Al remodelarse la plaza, la escultura fue cuidada pero luego fue cayendo en el abandono, al igual que todo el espacio público.
El delito perpetrado provocó el unánime repudio del vecindario. Poco importó.
Meses antes de que fuera sustraída la escultura del Libertador, ya había sido descabezado el monumento erigido en homenaje a Mariano Moreno.
Posteriormente, los vándalos, ya cebados, también arrancaron los bustos de bronce que homenajeaban a Rosas y Urquiza.
El consagrado al caudillo entrerriano había sido colocado en 1933, en el cruce de avenida San Martín y Urquiza; la obra pertenecía a Juan Carlos Oliva Navarro, reconocido escultor caserino.
Seguramente, toda esa historia terminó fundida en lingotes comerciados a razón de unos pesos por kilógramo.